26 de marzo de 2010

Chileno Oportunista Terremotero Socialmente Farandulero



Como muchos saben, el pasado sábado 27 de febrero uno de los terremotos más fuertes de la historia sacudió el sur de Chile. Inmediatamente muchas manos solidarias comenzaron a organizarse para ayudar a los más afectados. Jóvenes universitarios y estudiantes de educación media en su mayoría corrieron a locales que recolectaban ropa y comida para asistir a los más afectados.

Todo bien dentro de lo posible, pensé. Pero ¿donde han estado todas esas manos caritativas durante estos 25 años que pasaron desde el ultimo terremoto fuerte? La respuesta vino rápida y fácil, en ninguna parte, no existían. Y es que somos socialmente faranduleros, nos gusta ayudar cuando todos lo hacen, cuando están las cámaras, cuando los ojos del mundo están puestos sobre el país. Pasaron años en que las desigualdades sociales, los vicios de la modernidad, la miseria y el desigual crecimiento económico golpearon fuerte a miles de personas, sin que salieran cadenas de ayuda. Es fácil ayudar cuando el terremoto nos golpeo a todos, cuando nos dimos cuanta de que si fue fuerte, cuando por lo menos nos zarandeó un poquito. Pero pasaron décadas para darnos cuenta de que hay gente que sufre mucho, que no tiene oportunidades.

No sabemos ponernos en el lugar de otros (empatía creo que se llama). Los pobres son pobres porque ellos lo eligieron así, es culpa de sus padres, de la mala educación...muchos años escuchando ese famoso cántico. Ahora, era ridículamente abstracto apuntar a la tierra y para los creyentes muy sacrílego apuntar al cielo. Así que ayudar en este momento era cool. Pero los veinticinco años anteriores, el país cayó en un torbellino de paja colectiva. El Estado o Dios, dependiendo de la creencia, proveerá.

Como dijo el Periodista mexicano Jorge Ramos, el terremoto develó los dos Chile tras el terremoto. Pero para mi, no es un Chile pobre y uno rico. Es un Chile que le da paja y otro Chile que vive eternamente quejándose de su miseria. Y lo peor es que definitivamente el primero es indiferente ante el segundo y el ultimo odia a todos los que tienen un poquito más.

Ojalá nos demos cuenta de que siempre hay gente que necesita una mano y una oportunidad, no solo cuando las cámaras nos muestran esforzándonos, ni cuando la tierra nos jode la vida un rato.

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