25 de septiembre de 2006

Entre Humores y Amores

Cuando comencé a escribir esta Bitácora (gracias Hormiga), la proyecte como un lugar donde poder hablar de todo, y con todos. Tenia la garantía de que la mayoría de las personas que blogean son adultos, y si no, son personas que dicen lo que piensan y que no tratan de quedar bien con todos. Hoy día me pregunte ¿que tema he dejado de lado en el blog? La respuesta es fácil y evidente: el sexo. Quizás peque de auto referencia, pero en estos temas prefiero hablar de mi, y no convertir esto en un cotilleo cochinón como los que abundan en las reuniones de amigotes.
Tengo miedo, y creo que muchos hombres solteros o que están comenzando sus vidas amorosas de forma mas seria, sienten lo mismo. Tengo miedo a fallar, miedo a ser muy brusco, miedo ser muy rápido, a ser muy condescendiente, a ser muy pasivo, en fin, creo que tengo miedo a fallarle al estereotipo de latin lover que las mujeres se hacen de muchos hombres, sobretodo de los veintiañeros. Me molesta que sigan refiriéndose a nosotros como simios con el lívido a punto de explotar en cada momento del día, dispuestos a decir "chalupa", cuando ellas dicen "upa". La televisión, las revistas, los comentarios y en realidad todo el mundo crea ese ser ultra sexual, que solo piensa en sexo, crudo y rápido, en cada momento del día y que busca solo satisfacerse a si mismo, sin pensar en la woman que tiene al frente (o abajo, jeje). En estos tiempos en que la mayoría (eso espero) de las personas ven el sexo como un modo de compartir placer con otra persona, encuentro injusto que se nos siga calificando de esta forma. Creo que el sexo ha dejado de ser en encuentro único en que una persona es el receptor (la mujer en este caso) y el otro el emisor (supuestamente el hombre). El sexo ha trascendido mas allá (por lo menos para mí), y se ha convertido en un encuentro entre dos personas, que disfrutan al recibir placer, pero que también gozan al dar placer. Como dice la frase: "Dar placer es un acto tan divino y espectacular, que cuando terminas, dan ganas de dar gracias al otro".
El sexo se convierte para mi en el momento en que uno comparte la más intima intimidad (si, así lo digo, no esta mal escrito), y no solamente en el revolcón rapidito y fugaz que se muestra como esteriotipo, y en donde supuestamente todos quedan felices. El sexo, con amor y sin amor, pasa a ser un momento mágico, más que una simple cruza entre dos especimenes humanos.

13 de septiembre de 2006

Lo que nadie sabe que hago...


Camino por la mañana directo a clases... digno de Mejor Imposible, no piso las rayas que se forman en la vereda, entre los bloques de cemento. Viajo en una micro atestada, tarareando una cancion ultra antigua, que de pura verguenza no silvo (lo mismo me pasa cuando tarareo algun ringtong de celular, patetico, no?)
Viajo en el metro y leo los anuncios que estan en la parte de arriba una y mil veces, me los se de memoria, péro los vuelvo a leer. Llego a la la U y entro a clases, y me siento en el mismo lugar que me sente la clase pasada, creo que de costumbre. Salgo y parto a la biblioteca, supuestamente a estudiar, pero en el camino me quedo pegado en un anuncio que esta en la pared, o hablando con algun conocido (media mañana perdida). El llamado de la naturaleza acude a mi, pero un estilo de verguenza hace que entre a un baño de otra facultad, y que vea si no hay nadie. No se que pasa, pero me da plancha que me vean entrando al baño y saliendo 10 minutos despues.
Salgo y clases denuevo. Termina y voy a comer. Comienza el ritual de la comida, huelo todo lo que me sirven, de forma discreta. Siempre tengo que tomar el olor a lo que como, no se porque.
Despues viene el ritual de la agenda, anoto todo lo que tengo que hacer, pero curiosamente, la leo cuando me acuerdo, y como no me acuerdo nunca, no la leo. Termina el dia, salgo a Vicuña Mackena a tomar micro, y en el trayecto, trato de no pisar las lineas que dividen el pavimento. Me subo a la micro y tarareo la cancion antigua que me da verguenza silvar.

4 de septiembre de 2006

Diazepan, Diazepan.....



A poca gente le había contado, pero desde hace por lo menos unos tres años tengo un problema con el sueño.
La vorágine de la universidad, unido a las miles de actividades a las que me he metido, me han producido un problema grave de insomnio, y de hipersomnia (que es lo contrario al insomnio).
Días de estudio en las semanas de pruebas y exámenes, durmiendo promedio 2 horas al día, y después con periodos de más de 10 horas promedio de sueño, e incluso hasta 12, han mermado demasiado en mi cabeza.
Primero me di cuenta, cuando mi concentración bajó, después vino un desgano total, después mi capacidad de memoria, y finalmente, mi capacidad lectora y mis habilidades comunicativas (un casi imperceptible, pero permanente tartamudeo).
Pero no iba para allá. El problema es que después de todo eso, llegué al siquiatra, que me recomendó unas pastillas mágicas. Las famosas pastillitas, no son los típicos sedantes que producen sueño, sino que son unas que hacen que el coco (cabeza para los educados), deje de pensar y se ponga en blanco, así mágicamente, el sueño llega solito, como invitado de fin de semana, solito.
Lo que me preocupa, es que ahora estoy durmiendo súper bien, pero me pregunto que pasara cuando no siga tomando esas pastillas, o peor aun, tendré que tomarlas el resto de la vida para poder dormir tranquilamente como el común de los mortales? Eso es lo que me achaca, no quiero que mañana aparte del las pastillas para dormir, sean pastillas para despertar, y después pastillas para pasarlo bien, y mas adelante pastillas para poder amar (azules y de forma de rombo). No quiero llegar a depender de las pastillas para poder hacer normalmente lo que todos hacen, y me doy cuanta que a mi alrededor el mundo de las patillas es mas grande de lo que pensé.
Será que este mundo, es realmente el mundo de las pastillas, donde algún día quizás inventen pastillas hasta para ser feliz.