
Tengo miedo, y creo que muchos hombres solteros o que están comenzando sus vidas amorosas de forma mas seria, sienten lo mismo. Tengo miedo a fallar, miedo a ser muy brusco, miedo ser muy rápido, a ser muy condescendiente, a ser muy pasivo, en fin, creo que tengo miedo a fallarle al estereotipo de latin lover que las mujeres se hacen de muchos hombres, sobretodo de los veintiañeros. Me molesta que sigan refiriéndose a nosotros como simios con el lívido a punto de explotar en cada momento del día, dispuestos a decir "chalupa", cuando ellas dicen "upa". La televisión, las revistas, los comentarios y en realidad todo el mundo crea ese ser ultra sexual, que solo piensa en sexo, crudo y rápido, en cada momento del día y que busca solo satisfacerse a si mismo, sin pensar en la woman que tiene al frente (o abajo, jeje). En estos tiempos en que la mayoría (eso espero) de las personas ven el sexo como un modo de compartir placer con otra persona, encuentro injusto que se nos siga calificando de esta forma. Creo que el sexo ha dejado de ser en encuentro único en que una persona es el receptor (la mujer en este caso) y el otro el emisor (supuestamente el hombre). El sexo ha trascendido mas allá (por lo menos para mí), y se ha convertido en un encuentro entre dos personas, que disfrutan al recibir placer, pero que también gozan al dar placer. Como dice la frase: "Dar placer es un acto tan divino y espectacular, que cuando terminas, dan ganas de dar gracias al otro".
El sexo se convierte para mi en el momento en que uno comparte la más intima intimidad (si, así lo digo, no esta mal escrito), y no solamente en el revolcón rapidito y fugaz que se muestra como esteriotipo, y en donde supuestamente todos quedan felices. El sexo, con amor y sin amor, pasa a ser un momento mágico, más que una simple cruza entre dos especimenes humanos.