El pasado domingo 6 de abril llegaron a Chile cerca de 40 refugiados palestinos provenientes del campamento Al-Tanf, ubicado justo en la frontera Sirio-Iraquí, o sea en tierra de nadie. Estos forman parte de un grupo de 117 personas que llegarán en el transcurso del año a distintas localidades y comunas del país (La Calera, San Felipe, Recoleta y Ñuñoa).
Lo bueno de esta iniciativa es que viene auspiciada por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y apoyada por la Vicaria de la Pastoral social entre otros. Los refugiados son en su mayoría matrimonios jóvenes de personas con profesión y sus hijos.
Personalmente me alegro mucho que nuestro país abra las puertas a refugiados de guerra. Y más aun si es con ayuda de organismos internacionales. Esto último creo que es vital, ya que no estamos acostumbrados como otros países a recibir refugiados de guerra, sobretodo si son de una procedencia tan distinta a las nuestras.
Aunque no existan grandes cantidades de refugiados de guerra en Chile, la nuestra es la comunidad palestina mas grande del mundo, por esto mismo creo que la aclimatación no será tan complicada.
Leyendo los diarios y las declaraciones de los palestinos que llegaron, me sorprende gratamente que se alegren de llegar a un país donde existe libertad religiosa.
Pero como decía Humbertito, me asalta una duda: ¿Serán acaso los árabes musulmanes tan belicosos con los occidentales cristianos y judíos debido a su fe, o como respuesta a siglos de persecuciones (recordemos que eran llamados infieles)?.
JC
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Foto: www.emol.com
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